Nota de DIANA CHIANI para MDZ

Como una suerte de mal sueño, el sector vitivinícola ve el regreso de las retenciones a tres meses de habérselas quitado de encima, tras años de pedidos por este tema. De manera sorpresiva, el nuevo gobierno las restituyó y hasta el momento debería pagar 8% por este concepto, aunque en un principio se había hablado del 15%. Ahora, las retenciones son el doble que antes de la quita ya que el porcentaje era de 4,5% hasta el 31 de agosto.

Con la marcha atrás dada para muchas economías regionales que quedaron en cero, los vitivinícolas no comprenden por qué fueron excluidos de esta decisión y ven cómo la competitividad ganada se empieza a diluir. El impacto es mayor en el segmento de vinos medios, que es el que más afectado por los altos costos y el que mayores chances tiene en el mundo debido a la buena relación calidad-precio que posee.

El impensado nuevo rezago en la competitividad se da no solo porque los países que compiten con el vino argentino no poseen retenciones, sino también debido a que el impuesto es sobre el valor total de lo exportado y no sobre el producto en sí. Es decir, que no se cobra el derecho de exportación por lo que cuesta el vino, sino por lo que éste vale con la botella, el corcho, la etiqueta… casi todos insumos dolarizados.

En función de los datos oficiales de exportación del último año, el Observatorio Vitivinícola Argentino realizó una estimación sobre cómo impactaría la nueva retención en la industria. Entre diciembre de 2022 y diciembre de 2023, el sector vendió al exterior mercadería por un total de U$S918,12 millones. Esto es lo que se exportó por vinos fraccionados, granel y espumantes, pero también por mosto, uva en fresco y en pasa.