Con el auge explosivo del e-commerce en los últimos 30 años, especialmente acelerado en la última década, las empresas tuvieron que replantear por completo su logística para satisfacer la demanda de entregas rápidas y personalizadas. 

Tradicionalmente, los almacenes y centros de distribución estaban ubicados estratégicamente para el transporte de grandes volúmenes. Sin embargo, para las entregas a domicilio de pedidos individuales, esto resultaba ineficiente. 

Así, comenzaron a aparecer los “dark stores” o “dark warehouses”: antiguos locales comerciales o espacios más pequeños en zonas urbanas o periurbanas que se transformaron en mini-centros de distribución

Los mismos, no están abiertos al público, de ahí lo de “oscuros”, y su diseño está optimizado exclusivamente para el picking (recogida) y packing (empaquetado) rápido de pedidos online.

EN POCAS PALABRAS 

Una dark store es un espacio de almacenamiento y preparación de pedidos minoristas, que ha sido reconvertido o diseñado específicamente para el cumplimiento de órdenes online, sin acceso al público. 

A diferencia de una tienda tradicional, su objetivo no es exhibir productos para la venta directa al cliente, sino maximizar la eficiencia en la recogida (picking) y empaquetado (packing) de artículos comprados a través de plataformas de e-commerce, permitiendo así entregas a domicilio más rápidas y optimizadas.

SU HISTORIA

La historia de las dark stores se remonta a principios de los años 2000 en el Reino Unido, cuando grandes cadenas de supermercados comenzaron a transformar tiendas menos rentables o a establecer almacenes dedicados, exclusivamente, a la preparación de pedidos online para sus clientes. 

Este modelo buscaba evitar la congestión en los pasillos de las tiendas físicas y optimizar la eficiencia de la entrega a domicilio, una necesidad creciente con el auge del comercio electrónico.

En la última década, y especialmente impulsado por la pandemia de COVID-19, el concepto se ha extendido globalmente a diversos sectores minoristas, integrando cada vez más automatización y robótica para convertirse en lo que hoy se conoce como micro-fulfillment centers, buscando una velocidad y cercanía sin precedentes en la logística de la última milla.

MICRO-FULFILLMENT COMO ESTRATEGIA LOGÍSTICA

Dentro de estas “dark stores” se han implementado sistemas robóticos autónomos, como robots móviles o brazos robóticos, que se encargan de seleccionar los productos de los estantes y llevarlos a los empleados para su empaquetado. 

Esto permite procesar miles de pedidos por hora, reduciendo drásticamente los tiempos de entrega y liberando a los trabajadores de tareas repetitivas.

LOGÍSTICA DE “ÚLTIMA MILLA”

Un dato interesante es cómo la logística de “última milla” se ha reinventado, pasando de grandes almacenes periféricos a una red descentralizada de micro-centros automatizados en el corazón de las ciudades, haciendo posible que los pedidos online lleguen a la puerta casi tan rápido como si se hubiera ido a la tienda. 

Esta evolución demuestra la capacidad de adaptación y la inversión tecnológica masiva en el sector para responder a las nuevas expectativas del consumidor global.